por darme tus segundos,
por arrimar tu vida a la mía
y estrechar mis versos.
por creer en el añil de mi cordura,
por mirar con tus ojos mi condena
de no merecerlos.
porque me mantienes la fe,
incrédula, de sentir tu escalofrío
en cada línea de mi voz.
porque también por ti escribo.
Porque a veces, si no estás,
no tengo fuerzas para ser.