sábado, 30 de diciembre de 2017

Gracias

Te doy gracias
por darme tus segundos,
por arrimar tu vida a la mía
y estrechar mis versos.

Te doy gracias
por creer en el añil de mi cordura,
por mirar con tus ojos mi condena
de no merecerlos.

Te doy gracias
porque me mantienes la fe,
incrédula, de sentir tu escalofrío
en cada línea de mi voz.

Te doy gracias
porque también por ti escribo.
Porque a veces, si no estás,
no tengo fuerzas para ser.

martes, 26 de diciembre de 2017

Cada día

Abro una puerta y miro al cielo.
Respiro. Siento el hielo de tu voz,
que tu ausencia es la coz en mis mejillas
desgastadas cual cerilla hecha carbón.

Porque tuve tu pasión y fue mi patria,
cada estatua fue cariátide del sol.
Fue un adiós bemol que sonó estrecho
y se clavó derecho en mi aguijón.

Y ahora soy canción oscura en mis pestañas,
con su inherente extraña extenuación.
Cada día en mi balcón te posas hueca,
cada día hago una mueca de dolor.

Silencio

Mi imagen ahora es un piano
en silencio
y una habitación bulliciosa.
Hoy no tengo palabras bonitas
ni metáforas urgentes.
Hoy no quiero más que una botella
y una sed caliente.
El piano me observa reflejarme,
pero mis notas ya no están.
Porque el invierno caducó las hojas
de mi partitura,
arrancadas por el viento de tu adiós.
Porque ya no escribo letras de amor,
aunque te sigo amando cada día
que me olvido de quererte.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Aunque te hubiese olvidado

Supe estrecharme en tus brazos
cada domingo de invierno.
Y las pestañas derramadas por el salón
me acercaban a ti.

Ahora vuelvo a enfundarme el jersey
que con tus vocales tejiste,
y a florecerte con cada espina de mi cactus,
agujas de temer un desatino.

Siempre fuiste consuelo, aunque te hubiese olvidado.