lunes, 10 de julio de 2017

Rénaissance

Sangro tu mirada azul
cada día de esta guerra
que me mata echando tierra
sobre mi almohada de tul.

Y mis huesos son mentira,
tan pequeño soy sin ti,
que me escondo en mi guarida
y soy mucho para mí.

Soy minúsculo, liviano,
sin tu aura, sin tu mito.
Puedo perder la mano
de éste póker maldito.

Pero sigue el tren pasando
del otoño inexpugnable.
Deja que el viento me hable
para irme erosionando.

Congelaré tu mirada,
ésa azul que me sangró,
hibernando este dolor,
aguantando la nevada.

¡Brilla, sol de primavera!
¡Derrite todas mis dudas!
¡Dame la piel en que mudas
barrizal por carretera!

Sírveme el precioso grito
de una experiencia grandiosa:
dame la luz armoniosa
de otro verano infinito.

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