lunes, 3 de julio de 2017

Sísifo

Vuelvo a tus teclas.
Vuelvo a sangrar por la herida eterna.
Vuelvo a pretender ser Dios en esta tierra,
simulando que es pura mi entrega.

Sigues siendo mi enemiga más fiel,
ignorando los latidos de mi sien,
despreciando escalofríos en mi piel,
recordándome que no soy quién.

Si entendieras esta mente pálida
que te implora una nueva pátina
para no parecer sátira,
para no provocar tu lágrima.

Eres siempre cima a coronar,
pero yo me siento Sísifo al mirar
mi hoja en blanco, mi telar;
soy equilibrio al zozobrar.

Sé que te lucho y no merezco.
Sé que es imposible y me crezco.
Sé que jamás seré tan bueno
para ti, pero te honro cuanto puedo.

2 comentarios:

  1. Adictivo y desconcertante. Dulce y afilado. Este poema es todas las cosas buenas de la vida, con la cadencia perfecta. :-)

    ResponderEliminar