Esperándome desde tu balcón, te asomas al mundo con ese aire altivo que te otorga el saberte deseado.
Y sonrío.
Adoro estrecharte entre mis brazos cada día. De vez en cuando, me despierto en mitad de la noche y te busco a tientas.
Y te toco.
Y tú, como siempre, estás dispuesto a saciarme. A dar rienda suelta a mi imaginación hasta quedarme exhausto.
Te desnudo.
Tu cuerpo se muestra ante mí perfecto, bello. Poso mis manos sobre ti, anticipando cada sensación que me producirás. Poco a poco, cada centímetro cuadrado de tu ser me desvela los secretos que esconde.
Y cierro los ojos.
Utilizo un instante para deleitarme y seguir con más fuerza aún que antes. Cada vez más cerca del final, las emociones que provocas son más intensas, alcanzando el clímax soñado con ansia.
Y suspiro.
Tus últimas fuerzas las utilizas para relajarme, para devolverme a un estado de calma absoluta.
Y cruzamos una última mirada.
Justo antes de volver a tu balcón, desde el que te asomarás al mundo con ese aire altivo, sabiendo que me has atrapado para siempre.
Dedicado a ti, el libro.
Qué bonito :)
ResponderEliminar