Cada estrofa

Tú, que conoces bien
las estrecheces del azul,
fías tu vida al cielo en primavera.

Tú, que creíste en la miel

de diabéticos panales,

buscas el hojaldre en un latir.

Tú, que no eres más de nadie

que de tus propias rebeliones,

buscas cada día un mundo compartido.

Por eso es tal honor estrecharte

en cada verso;

cuando busco en mí,

siempre apareces.

Por eso me regalas ser juglar,

aunque olvide mi guitarra;

cada estrofa es un acorde

que recuerda a ti.

Paréntesis

Hay un infame murciélago en mi habitación

escondido entre los libros y las calles perdidas. 

Hoy aletea con un mal recuerdo entre las garras

mostrándome lo idiota que fui. 

Huí de ti, sin pensar que no mirarte

me convertiría en estatua de sal.

Y regresé a tu portal siendo Navidad. 

Por eso hoy me he dado cuenta,

cuando la lluvia en el jardín

y el gris del cielo

nos cuentan que hay algo fuera del balcón, 

de que lo malo es sólo

un paréntesis de tu verdad. 

Besar tu mirada

El tiempo es el que es y debió ser mañana.
Llego tarde otra vez a cerrar la ventana.
Hoy, que aprendí a apreciar el café,

una gélida taza me ampara.
Es tu irónica risa, tan egoísta, quien

desluce esta entrada. 

Porque pude inventarme cualquier  madrugada,

sin tener la abundancia que quise

ni las reglas muy claras. 

Y ahora corro siempre tras esta pintura robada, 

como Sísifo en su ladera,

acumulando deuda impagada.

Pero, aunque el mundo ha cambiado

y el futuro no sabe nada,

miro al balcón de tu clavícula

y sólo necesito, para ser feliz, besar tu mirada.

Siempre está ella

Como un matrimonio lleno de fracaso,
eres tú la sombra que acompaña mis días.
Eres un saber que todo es denso
mientras busco en apnea respirar.
No tengo miedo de tus noches,
de tus amargos despertares,
sino de mi vano intento de
estrechar mi entender a tus medidas.

Hoy, como otras veces,
me faltan fuerzas.
No sé si entiendo que este crucigrama
busca una definición,
ni sé las palabras que me aferren
a tu fin.

Pero siempre está ella,
como un pequeño flotador
en mitad de la tormenta,
tan sutil, tan sin importarse,
que me salva, otra vez,
de ahogarme en tu oleaje.

Original

El amor,

¿cuántos poemas inspiró, 

cuántos cuadros pintó,

cuántas películas filmó?

Entonces, 

¿por qué ser original,

buscar una obra sin igual,

algo que no se haya escrito ya?

Porque somos dos personas y un amar. 

Uno. Solo. Sin más.